jueves, julio 27, 2006

Al otro lado

Desde aquí puedo observar cómo, tras la larga llanura que forma la mesa de reuniones, envías señales que tu vestido borda sobre tu cuerpo en forma de finas líneas. Te rodean, lo sé.

Aún no es tarde, aún me queda la esperanza de lograr sacarte sin que nadie, ni tú misma, comprenda cómo ni por qué escapaste. Ni tú misma, repito. Ni tú misma sabrás por qué porque yo ni siquiera pregunto.

Déjalo en manos del destino, en cualquier esquina, en cualquier rincón. “Pero ¿dejar qué?”, te preguntarás. “Dejarlo todo, no preguntes, no pienses, qué demonios importa si dónde vamos no existimos más que tú y yo… y la insinuación del roce hasta que digas …¡basta!... y te precipites en la gloria de seguir siendo tú y sin voluntad de un alto en el camino porque sólo buscas más…”

Así es. Te espero en el otro lado.